miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Podemos predecir si un paciente se curará con el tratamiento?


La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) es la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica y la indicación más importante de trasplante de hígado en nuestro país. Por desgracia, si hay VHC circulante en la sangre en el momento del trasplante, el virus infecta irremediablemente el hígado trasplantado y produce una hepatitis en el órgano que puede conducir a una nueva cirrosis en el hígado trasplantado en pocos años.

Para intentar mejorar esta situación, en pacientes trasplantados por hepatitis C con progresión de la enfermedad se indica tratamiento antiviral. Sin embargo las tasas de curación (respuesta viral sostenida) con la combinación de interferón pegilado y ribavirina son bajas (30%) y además el tratamiento tiene importantes efectos adversos. Por ello, es importante intentar predecir las probabilidades de respuesta para indicar correctamente el tratamiento.

En nuestro estudio, incluimos 144 pacientes trasplantados infectados por el virus de la hepatitis C que recibieron tratamiento antiviral con interferón pegilado y ribavirina después del trasplante, y estudiamos las características en el momento de iniciar el tratamiento que se asociaron con la respuesta al mismo. Además, estudiamos cuál era la evolución de los pacientes en función de si respondieron o no al tratamiento.

El 32% de los pacientes respondieron al tratamiento (se curaron). Los factores que se asociaron con la respuesta fueron la edad del hígado donante, la carga viral (cantidad de virus en sangre) al inicio del tratamiento, el recibir ciclosporina como inmunosupresión durante el tratamiento, y el ser portador del genotipo CC del gen que codifica IL28B (un tipo de interferón endógeno). Además, cuando combinamos estas características, vimos que se pueden diferenciar grupos con diferencias claras en las probabilidades de respuesta: desde el 69%-80% de pacientes con genotipo CC que además recibían ciclosporina o tenían carga viral baja o habían recibido un donante joven, hasta solamente el 20% de pacientes con genotipo no CC que no recibían ciclosporina, o tenían un donante mayor o presentaban una carga viral elevada. Además, en la segunda parte del estudio observamos que los pacientes que se curaron presentan una excelente evolución, ya que el 98% de estos pacientes estaban vivos a los 5 años frente al 52% de los pacientes que no respondieron al tratamiento.

Nuestros resultados muestran que podemos ser capaces de estimar las probabilidades de respuesta al tratamiento antiviral con interferón pegilado y ribavirina después del trasplante. Esto es importante desde el punto de vista clínico ya que aporta datos para estimar mejor el balance riesgo/beneficio del tratamiento con interferón y ribavirina. Teniendo en cuenta además el alto precio de los nuevos tratamientos, nuestros resultados podrían contribuir a una mejor selección de pacientes que requieran los nuevos antivirales, frente a los pacientes con altas posibilidades de curarse con el tratamiento estándar actual.


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