La infección por el virus de la hepatitis C
(VHC) es la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica y la indicación
más importante de trasplante de hígado en nuestro país. Por desgracia, si hay
VHC circulante en la sangre en el momento del trasplante, el virus infecta
irremediablemente el hígado trasplantado y produce una hepatitis en el órgano
que puede conducir a una nueva cirrosis en el hígado trasplantado en pocos
años.
Para intentar mejorar esta situación, en
pacientes trasplantados por hepatitis C con progresión de la enfermedad se
indica tratamiento antiviral. Sin embargo las tasas de curación (respuesta
viral sostenida) con la combinación de interferón pegilado y ribavirina son
bajas (30%) y además el tratamiento tiene importantes efectos adversos. Por
ello, es importante intentar predecir las probabilidades de respuesta para
indicar correctamente el tratamiento.
En nuestro estudio, incluimos 144 pacientes trasplantados
infectados por el virus de la hepatitis C que recibieron tratamiento antiviral
con interferón pegilado y ribavirina después del trasplante, y estudiamos las
características en el momento de iniciar el tratamiento que se asociaron con la
respuesta al mismo. Además, estudiamos cuál era la evolución de los pacientes
en función de si respondieron o no al tratamiento.
El 32% de los pacientes respondieron al
tratamiento (se curaron). Los factores que se asociaron con la respuesta fueron
la edad del hígado donante, la carga viral (cantidad de virus en sangre) al
inicio del tratamiento, el recibir ciclosporina como inmunosupresión durante el
tratamiento, y el ser portador del genotipo CC del gen que codifica IL28B (un
tipo de interferón endógeno). Además, cuando combinamos estas características,
vimos que se pueden diferenciar grupos con diferencias claras en las
probabilidades de respuesta: desde el 69%-80% de pacientes con genotipo CC que
además recibían ciclosporina o tenían carga viral baja o habían recibido un
donante joven, hasta solamente el 20% de pacientes con genotipo no CC que no
recibían ciclosporina, o tenían un donante mayor o presentaban una carga viral
elevada. Además, en la segunda parte del estudio observamos que los pacientes
que se curaron presentan una excelente evolución, ya que el 98% de estos
pacientes estaban vivos a los 5 años frente al 52% de los pacientes que no
respondieron al tratamiento.
Nuestros resultados muestran que podemos ser
capaces de estimar las probabilidades de respuesta al tratamiento antiviral con
interferón pegilado y ribavirina después del trasplante. Esto es importante
desde el punto de vista clínico ya que aporta datos para estimar mejor el
balance riesgo/beneficio del tratamiento con interferón y ribavirina. Teniendo
en cuenta además el alto precio de los nuevos tratamientos, nuestros resultados
podrían contribuir a una mejor selección de pacientes que requieran los nuevos
antivirales, frente a los pacientes con altas posibilidades de curarse con el
tratamiento estándar actual.
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